En el mundo de las ciencias sociales pocas veces tenemos el placer de leer un texto que combine una rigurosa reflexión teórica con un amplio bagaje de pruebas empíricas y estadísticas. En el caso del libro reseñado, tampoco ocurre esto. Sin embargo, el texto tiene otros importantes méritos, lamentablemente ninguno atribuible a su autor. El estudio de la democracia implica un conjunto de tópicos todos ellos debidamente tratados en otros textos, que si seria interesante reseñar. Alexis de Toqueville, según cuentan sus biógrafos, solía almorzar a media tarde, curiosamente todos los días. Es a partir de este hecho central que ha pasado desapercibido por otros estudiosos que nuestro autor desarrolla una extensa reflexión sobre los vacíos de la democracia remontándose hasta el desayuno.
Es a partir de la necesidad de explicar los limites de la democracia que se articula un puente (aéreo) a la sociedad civil, la cual, como señala el autor, es diferente a otros tipos de sociedades, por ejemplo la peruana, a la cual con cierto tono de sarcasmo anota ingeniosamente: “no tiene mucho de civil”. Ob cit. Pag. 7
Una minuciosa -a veces pesada por los tecnicismos- y extensa explicación sobre las permanentes tensiones existentes entre la democracia y la sociedad civil es el eje articulador del texto y comprende los primeros cinco capítulos de la obra. Pero, el autor, consciente del deber de acercar su reflexión a un público más amplio –y asimismo, sensible frente a la necesidad de incrementar sus ingresos- incorpora en su análisis temas como los derechos humanos, donde reseña en tres capítulos y con mejor prosa, lo escrito por otros autores. En los cuatro capítulos finales, ingresa a polemizar con todos sus críticos, en una respuesta que ya era esperada por sus seguidores. Descarta con solvencia las principales críticas a su obra, presentando un conjunto de registros judiciales, testimonios policiales y sentencias diversas que lo exoneran de la mayoría de cargos imputados.
Completa la obra una defensa cerrada del núcleo duro de la sociología crítica que conmueve hasta al lector más postmoderno, a la vez que sienta las bases para un encuentro entre la tradición neomarxista y los postulados comunitaristas liberales. Pero luego en un viraje magistral, desarrolla una oportuna declaración bajo la forma de manifiesto político, que niega y reniega de cualquier discurso social, basándose en las ultimas palabras de R. Barthes antes de morir “uy curuju, no la vi…” logrando así explicar esa mirada escéptica, desmitificadora, indiferente pero solidaria, egoísta y generosa, que impregna la mayor parte de su amplia obra.
Sin embargo, las dieciocho páginas de este estudio resultan excesivas para el abordaje de temas tan relacionados, más aún considerando que buena parte del texto lo comprenden los anexos estadísticos, un glosario técnico, la bibliografía especializada, una lista de páginas Web de interés y el álbum fotográfico familiar del autor. Se prepara una segunda edición resumida, un CD-ROM y un blog. En resumen, sus postulados son discutibles pero difícilmente pueden ser ignorados. Por lo que estamos seguros que sus lectores (y la policía) mantendrán una mirada atenta a las próximas acciones de este afamado autor.
Es a partir de la necesidad de explicar los limites de la democracia que se articula un puente (aéreo) a la sociedad civil, la cual, como señala el autor, es diferente a otros tipos de sociedades, por ejemplo la peruana, a la cual con cierto tono de sarcasmo anota ingeniosamente: “no tiene mucho de civil”. Ob cit. Pag. 7
Una minuciosa -a veces pesada por los tecnicismos- y extensa explicación sobre las permanentes tensiones existentes entre la democracia y la sociedad civil es el eje articulador del texto y comprende los primeros cinco capítulos de la obra. Pero, el autor, consciente del deber de acercar su reflexión a un público más amplio –y asimismo, sensible frente a la necesidad de incrementar sus ingresos- incorpora en su análisis temas como los derechos humanos, donde reseña en tres capítulos y con mejor prosa, lo escrito por otros autores. En los cuatro capítulos finales, ingresa a polemizar con todos sus críticos, en una respuesta que ya era esperada por sus seguidores. Descarta con solvencia las principales críticas a su obra, presentando un conjunto de registros judiciales, testimonios policiales y sentencias diversas que lo exoneran de la mayoría de cargos imputados.
Completa la obra una defensa cerrada del núcleo duro de la sociología crítica que conmueve hasta al lector más postmoderno, a la vez que sienta las bases para un encuentro entre la tradición neomarxista y los postulados comunitaristas liberales. Pero luego en un viraje magistral, desarrolla una oportuna declaración bajo la forma de manifiesto político, que niega y reniega de cualquier discurso social, basándose en las ultimas palabras de R. Barthes antes de morir “uy curuju, no la vi…” logrando así explicar esa mirada escéptica, desmitificadora, indiferente pero solidaria, egoísta y generosa, que impregna la mayor parte de su amplia obra.
Sin embargo, las dieciocho páginas de este estudio resultan excesivas para el abordaje de temas tan relacionados, más aún considerando que buena parte del texto lo comprenden los anexos estadísticos, un glosario técnico, la bibliografía especializada, una lista de páginas Web de interés y el álbum fotográfico familiar del autor. Se prepara una segunda edición resumida, un CD-ROM y un blog. En resumen, sus postulados son discutibles pero difícilmente pueden ser ignorados. Por lo que estamos seguros que sus lectores (y la policía) mantendrán una mirada atenta a las próximas acciones de este afamado autor.